*Narra Candy.
Abrí los ojos lentamente, me
dolía mucho la cabeza. Lo primero que vi fue a Harry sentado en la cama,
parecía preocupado.
-¿Dónde estoy?- pregunté
confusa. Harry se giró inmediatamente, ahora su expresión era aliviada.
-Oh, estás despierta. Estamos
en el hospital, ¿recuerdas que Alex te pegó en la cara? Pues te ha partido la
ceja, pero no te preocupes, el doctor ha dicho que en cuanto despertaras
podríamos irnos- me daba la sensación de que Harry se sentía culpable por lo
que había pasado.
-Harry, tienes claro que no
ha sido culpa tuya, ¿no?
-Candy... si yo no hubiera
intervenido de esa manera no habría pasado nada. Alex te dio a ti porque yo le
provoqué...
-No, no es verdad. Si yo no
me hubiera puesto delante nada de esto habría pasado. Así que no te sientas
culpable, porque no lo eres. Alex tiene que aprender a controlarse, se pone muy
violento, y eso no me gusta nada- entró el doctor en la habitación.
-Oh, veo que estás despierta.
Perfecto, ven por aquí, voy a firmarte el alta. Tu novio ha sido muy rápido
trayéndote aquí, se ve que se preocupa mucho por ti- dijo el doctor con una
sonrisa en la cara.
-En realidad él y yo no...
-empecé- Sí, se preocupa mucho por mí- me quedé pensando y me gustaba cómo
sonaba eso de mi novio, así que no quise decir nada.
El doctor salió de la
habitación, iba a buscar un papel para darme el alta.
-¿Por qué no le has dicho que
no somos pareja?- preguntó Harry.
-Tal vez porque... me gusta
cómo suena eso de que eres mi novio...- le miré a los ojos, él se puso algo
nervioso.
-Candy, de verdad que no te
entiendo... Un día me dices que me quieres, al otro no existo y ahora te
gustaría que fuera tu novio... eres rara
-Bueno, supongo que soy
indecisa... hasta que encuentro la persona adecuada y aún así necesito
asegurarme- le atraje hacia mí pero en ese momento entró el doctor.
-Oops, lo siento. Pero ya
tendréis tiempo de besaros cuando lleguéis a casa- bromeó el médico.
Nos dio el papel firmado para
que pudiéramos salir del hospital y recogí algunas cosas que tenía en la
habitación (la chaqueta y eso). Salimos a la sala de espera y encontramos a
Niall, Zayn, Liam, Louis y Amanda. A la primera que abracé fue a Amanda y luego
vino Liam, que estaba muy preocupado por mí.
-Amanda, tienes mala cara...-
noté.
-Oh, es que al ver toda la
sangre me he mareado y Niall me ha traído aquí, resulta que me ha dado un bajón
de tensión y me faltaba azúcar- explicó Amanda.
-Yo soy muy dulce...- susurró
Niall.
-¿Qué?- preguntó Louis, que
no se había enterado de lo que había dicho Niall.
-Eh, ejem, nada...- Niall se
puso muy rojo.- Que me ha dado un buen susto... eso...
-¿Venís a dormir a casa?-
propuso Zayn.
Los chicos nos llevaron a su
casa, Amanda y yo estábamos muy cansadas, así que tan sólo queríamos dormir.
*Narra Amanda.
Subí a la habitación de
Niall, él me seguía. Entramos y cerramos la puerta, Niall se sentó en el borde
de la cama.
-¿Puedes girarte? Voy a
ponerme la camiseta/pijama para dormir- le pedí.
-¿Qué?- él parecía
sorprendido.
-Que si puedes girarte...
-Ya te he entendido, pero no
creo que tengas nada que no haya visto ya...- Niall sonrió de manera pícara.
-Ah, ¿así que has visto a
muchas otras chicas?
-Bueno... unas cuantas.
-Oh, genial. Entonces ya
tienes bastante, no hace falta que me veas a mí, así que gírate de una vez- me
mosqueé un poco.
-¿Te vas a poner celosa,
amor?- Niall se iba acercando a mí.
-¿Ahora soy tu amor?
-Por supuesto, ¿me dejas que
te ayude?- él me cogió por la cintura y pasó sus manos por el borde de la
camiseta que llevaba puesta, jugueteó con ella y después la levantó poco a poco
hasta dejar al descubierto mi ombligo. Paró un instante para comprobar mi expresión,
después siguió quitándome la camiseta, la tiró al suelo y me quede en
sujetador.
-Y, ¿ahora qué, señor ligón?-
fui acercándome poco a poco a sus labios mientras buscaba el botón de sus
vaqueros con las manos.
-Ahora voy a ponerte esta
otra camiseta y a dormir- dijo Niall mientras cogía la camiseta grande que me
había dejado para dormir y me la pasaba por la cabeza.
-¡¿Qué?! Digo, claro, a
dormir que... estoy cansada, muy... cansada- me estaba ruborizando, notaba que
mis orejas se estaban poniendo cada vez más rojas y que mis mejillas se
encendían. Había caído en su trampa, en su irresistible trampa. Ahora Niall ya
debía tener clarísimo que cuando estaba a su lado no podía controlarme.
-Genial. -se tumbó en la cama
y se cubrió con el edredón.- Buenas noches, pequeña- me tumbé a su lado, pero
de espaldas a él y me abrigué con el edredón.
-Buenas noches. Ah, y no soy
pequeña- me ponía de los nervios que me llamaran pequeña o cosas por el estilo.
Vale, no soy precisamente una torre, pero no hace falta que me lo recuerden.
*Narra Candy.
Harry y yo nos metimos
directamente en la cama, ninguno de los dos habló. Estuve como un cuarto de
hora sin poder dormir, sin moverme ni un milímetro para no molestar a Harry.
-Candy, ¿estás despierta?-
susurró él. Me giré para mirarle a la cara.
-Sí, no puedo dormir...
-Yo tampoco, ¿quieres que
vayamos a mi lugar preferido?
-¿Ahora?- Harry se acercó a
mi oreja y susurró.
-Está cerca; tan sólo tienes
que girar a la segunda estrella a la derecha y luego ir todo recto hasta el
amanecer -me dio un beso en la mejilla- Buenas noches, que descanses bien.
-Buenas noches.
Me quedé algo pensativa... ¿qué
había sido del Harry al que sólo le importaba tener una chica cada noche? ¿Desde
cuándo se había convertido en el Harry que ha visto ''Peter Pan'' y antes de
dormir te da un beso en la mejilla? La primera noche que estuve aquí intentó
acostarse conmigo, y ¿ahora me da un beso de buenas noches? No sé a qué viene
este cambio, pero realmente me gusta.
*Narra Amanda.
-Lo estás volviendo a hacer-
Niall abrió los ojos de repente.
-¿El qué?- pregunté algo
avergonzada.
-Me estás mirando dormir, es
un poco inquietante...- se burló.
-¡No es verdad!
-Sí, como la primera noche
que estuvimos juntos, en el coche... también me mirabas dormir
-Está bien... lo admito... -
sonreí- Me volví a tumbar, ahora del otro lado.
-¿Vas a volver a dormirte? ¡No,
señorita! ¡Levanta, que tenemos clase!
-¡No! ¡Quiero dormir, estoy
cansada!
Niall empezó a hacerme
cosquillas y, cuando levanté los brazos, me cogió y me sacó de la cama. Me
llevó como una princesa hasta el piso de abajo, donde estaban todos los demás
desayunando. Aunque yo no quería que nos prestaran atención, los cinco se
giraron a mirarnos.
-¡Al fin venís!- exclamó
Liam.
-Claro, es que estaban muy
ocupados en la cama...- insinuó Louis.
-¡Oh, Niall! ¡Eres una
fiera!- bromeó Zayn.
-Chicos, dejadles
tranquilos... ¡pueden hacer lo que quieran mientras no rompan la cama!- siguió
riendo Harry.
-Ha ha ha, ¡qué graciosos! Pues
que sepáis que no...- empecé.
-Que no va a poder moverse de
lo cansada que está- me interrumpió Niall, guiñando un ojo, indicando que
bromeaba.
-Está bien, ya vale. Anda
ven, siéntate a desayunar- ofreció Candy.
Durante todo el desayuno y el
camino a la universidad los chicos estuvieron bromeando sobre Niall y yo,
aunque intenté ignorarles, me estaba poniendo muy roja.
Las clases fueron como
siempre, sin nada fuera de lo normal. A la hora de comer me encontré en la
cafetería con los chicos, Candy y algunos otros chicos de la universidad.
-¡Eh, Amanda! -me llamó Greg
desde el fondo de la mesa- ¿Candy y tú podéis pasaros por mi casa hoy por la
tarde?
-¿Para qué?- respondí.
-Oh... necesito que me
ayudéis con... el trabajo de biología, ese que nos ha mandado la señora Bennet.
-Ah, vale, genial. ¿A qué
hora?- pregunté.
-¿Sobre las ocho va bien? Cuando
acabemos os invito a cenar, así que arreglaros un poco- bromeó Greg.
-Está bien, entonces a las
ocho en tu casa- finalizó Candy.
Acabamos de comer y fuimos a
las clases, estaba algo nerviosa por ir a casa de Greg, nunca había quedado con
él. Después, Candy y yo fuimos a la habitación a arreglarnos, aunque realmente sólo íbamos a cenar, así que no sé si hace falta que nos
arreglemos mucho; pero a Candy le encanta ponerse guapa. Cómo no, ella ya había
pensado qué nos íbamos a poner esa noche, siempre va un paso por delante.
*Narra Candy.
¡Qué ganas de ir esta noche a
casa de Greg! Me apetece mucho ir a cenar con él, es un tío realmente majo. Además,
así tendríamos oportunidad de ponernos guapas... ¡me encanta arreglarme! Amanda
y yo trajimos un par de vestidos muy bonitos y hasta ahora no hemos tenido
ocasión de ponérnoslos.
-¡Vamos, Amanda! ¡Sal ya del
baño! ¡Yo también tengo derecho a usar la ducha!- llamé.
-¡Espera un poco! ¡Me estoy
desenredando el pelo!- me contestó.
-¡Oh, por Dios! ¡Entonces vas
a estar una hora!- Amanda tiene el pelo rizado y se le enreda mucho, así que
siempre tarda mucho en desenredárselo.
Llamaron a la puerta y cuando
abrí vi que era Niall.
-Niall, hola. ¿Qué haces
aquí?- pregunté.
-Oh, yo... venía a ver a
Amanda...- respondió él, tímidamente.
-Está en la ducha, ahora
saldrá- salí de la habitación- Cuando acabéis de hablar me avisas- le guiñé el
ojo, bromeando.
*Narra Niall.
Entré en la habitación y me
senté en la cama a esperar. Estaba distraído inspeccionando los libros de las
estanterías y las cosas que tenían en la cómoda, a veces los objetos de alguien
te ayudan a saber cómo es. Escuché que una puerta se abría y me giré hacia el
origen del ruido.
-¡Niall! ¡¿Qué haces aquí?!-
Amanda había salido del baño en toalla.
-¡Oh, lo siento! Yo... sólo
quería darte un regalo...- me giré para no verla en toalla, me estaba poniendo
muy colorado.
-Vale, espera un segundo...
-escuché la puerta del armario- Me pongo una camiseta y unos pantalones... y...
ya está, puedes girarte- me giré y la vi con una camiseta de tirantes y unos
pantalones cortos, de pijama. La miré de arriba abajo.
-Amanda... yo... bueno,
quería darte esto -le tendí una de cartón que traía conmigo. Se puso en el
suelo a abrirla.
-No es mi cumpleaños, ¿por
qué me haces un...? ¡Oh, Dios mío! -la perrita negra con la que Amanda se había
encariñado el día del refugio salió de la caja de cartón, lamiéndole todas las
mejillas- Pero, ¡¿qué haces tu aquí, pequeñina?! ¡Oh, eres tan mona! -Amanda
alzó la vista y me miró directamente a los ojos- Niall, ¿por qué me la has
traído?- me puse nervioso.
-Porque... en el refugio de
animales te encariñaste tanto con ella, se te veía tan feliz. No pude evitar
querer verte así de feliz siempre, así que se me ocurrió traerla contigo.
-Pero... no podemos tener
animales en la residencia...- Amanda parecía apenada.
-Ya he pensado en eso, estará
en nuestra casa, así tendrás que venir a verla más a menudo y yo podré verte a
ti- sonreí.
-Eres genial, muchísimas
gracias- Amanda se acercó a mí y me abrazó con todas sus fuerzas.
-Esto... yo creo que... mejor
me voy... tendrás que vestirte y eso... ¡Hasta luego!- me despedí y salí por la
puerta corriendo, con la perrita. Me había puesto muy rojo.
*Narra Amanda.
Niall es genial, me encanta
este chico. Aunque no sé por qué se ha puesto tan nervioso... hehe. Candy entró
por la puerta, con una expresión traviesa.
-¿Y bien?- preguntó ella.
-Y bien, ¿qué?
-Pues... que... ¿qué ha
pasado?- a Candy le encanta cotillear.
-Bueno, ha venido y... ¡me ha
regalado un perro! -a Candy casi se le salieron los ojos de las órbitas-
¿Recuerdas la perrita del refugio de la que te hablé? Pues Niall la ha adoptado
para mí. ¡Ha sido muy mono, me he quedado de piedra cuando...
-¡Amanda! ¡Para! Respira
mientras hablas. Primero, piensa que mañana nos vamos. Segundo, tenemos una
hora para ir a casa de Greg. Y tercero... bueno no tengo tercero- Candy se rió.
-Está bien, tú explótame mi
burbuja de color de rosa. Volviendo a la realidad... tienes razón, mañana nos
vamos, tengo que decirle a Niall que no vamos a vernos más...
-¿Y qué hay del trato que
teníamos? Ni yo se lo digo a Harry ni tú a Niall.
-Ah, es verdad... entonces no
podré decirle nada...
Amanda |
Candy |
Mientras Candy fue a ducharse
empecé a ponerme espuma en el pelo, pensaba llevarlo suelto. Nos enfundamos en
nuestros vestidos y, con el coche, partimos hacia casa de Greg. Llegamos a su
apartamento, llamamos a la puerta un par de veces, de repente se abrió sola.
-Vale, admito que eso ha sido
un poco raro...- afirmó Candy.
-Dentro se ve todo oscuro...
-Venga, no seamos tontas,
entra...