*Narra Louis.
-¿Qué plan?- me preguntó
Harry.
-Chicos, si queréis descubrir
lo que está pasando entre el bombero y Amanda, y el amigo del bombero y Candy,
sólo tenéis que hacer de detectives. Es simple, nos dividiremos en dos grupos.
Harry y Zayn irán tras Candy, y Liam, Niall y yo iremos tras Amanda. Tenéis que
ser cuidadosos, porque si nos descubren la habremos liado pero bien.
¿Preparados para ser One Direction Detection?- expliqué.
-No estarás hablando en
serio... ¿Cómo vamos a espiarlas? Eso está mal, fatal. Si quieren estar con
otros chicos a nosotros no nos incumbe, es su vida- reprochó Liam.
-Pero Liam, Harry necesita
saber qué pasa. Y Niall, aunque no lo admita, se muere por saber si hay algo
entre Amanda y ese chico. Te prometo que en cuanto sepamos algo nos iremos.
Venga Paynee- insistí.
-Está bien... pero como nos
pillen van a matarnos.
*Narra Amanda.
El viaje en noria había
empezado muy bien, pero con los chicos en la otra cabina me estaba poniendo
cada vez más nerviosa. ¡Mira que Londres es grande! Pues teníamos que coincidir
en el London Eye. Intenté disfrutar de la compañía de Jake y olvidarme de todo
lo demás. Al final me relajé y me lo pasé bien durante el viaje. Cuando la
cabina llegó abajo, bajamos y nos paramos al lado de dónde habíamos aparcado,
para pensar qué íbamos a hacer.
*Narra Louis.
La cabina llegó abajo, así
que salimos corriendo y fuimos hacia la tienda de disfraces más cercana. Cuando
los cinco hubimos cogido unos moustaches, unas gafas y algunos sombreros,
estuvimos listos para empezar la misión. Nos pusimos lo que habíamos comprado y
nos convertimos en ¡One Direction Detection!
Buscamos a las chicas, y las
vimos al lado de una moto roja, con el bombero y su amigo. No sabíamos cuál iba
a ser nuestro siguiente paso.
-Águila jefe llamando a
Ricitos de oro- llamé.- Pss... ¡Harry!
-¿Qué? ¿Por qué tengo que ser
Ricitos de oro? ¿No puedo ser Mister Increíble o algo así?- se quejó Harry.
-¡No! Eres Ricitos de oro y
punto. Águila jefe llamando a Ricitos de oro y Espejito mágico- volví a llamar.
-¿En serio? ¿Espejito mágico?
Vamos, Louis, piensa unos nombres un poco menos cutres- se quejó Zayn.
-Bueno, ¿vamos a quedarnos
discutiendo los nombres o vamos a pasar a la acción? Además, soy el jefe en
esta misión y yo decido los nombres. Águila jefe llamando a Ricitos de oro y
Espejito mágico.
-Aquí Ricitos de oro, llamada
recibida.
-Espejito mágico ha oído la
llamada.
-Perfecto, ¿tan difícil era?
Bueno, vosotros dos encargaros de averiguar lo que trama el amigo del bombero
con Candy. Ahora Batman, Duende irlandés y yo nos encargaremos de Amanda.
-¡Jo! ¡Ellos tienen los
nombres más chulos! No es justo- se enfurruñó Harry.
-¡Basta, Ricitos de oro! No
te quejes más, lleva a cabo tu misión. Para la próxima ya pensaremos unos
nombres fijos- le regañé yo.
Entonces nos separamos en los
dos grupos que yo había pensado. Nosotros espiamos a Amanda y ellos a Candy,
aunque decir espiar suena un poco mal; mejor proteger. Sí, las protegemos de
esos tíos. Estábamos al acecho cuando Amanda y el bombero subieron a la moto
roja y Candy y el otro chico se dirigieron hacia el otro lado. Ricitos de oro y
Espejito mágico les siguieron, pero nosotros tuvimos que subir a un taxi para
poder seguirlos; tuvimos la suerte de que pasaba uno por allí.
-Caballero, ¡siga a esa
moto!- le grité al conductor del taxi.
-¿Esto es una cámara oculta o
algo así?- preguntó el taxista extrañado de la expresión que había usado.
-¡No! ¡Venga, que los
perdemos!- repliqué.
-¡Está bien, ya arranco!- el
taxista se puso algo nervioso.
El taxi arrancó bruscamente y
nos agarramos al asiento como pudimos. Estuvimos siguiendo a la moto durante un
buen rato, unos diez minutos, a través de la abarrotada ciudad de Londres.
*Narra Amanda.
Íbamos en la moto por las
estrechas y laberínticas calles del West End sintiendo los adoquines de la
calle, haciéndome rebotar encima de la moto, cuando se puso a llover de pronto,
a cántaros, y Jake giró el manillar para aparcar junto a la puerta de un
pub. A pesar de haber estado apenas unos
minutos bajo la lluvia, estábamos bastante mojados y entramos en tropel, con la
esperanza de secarnos y descansar un rato. El local era encantador, clásico,
con ese aire inconfundible sabor antiguo, puramente británico, con olor a
madera y a chimenea. Mientras me quitaba el abrigo me fijé en las enormes vigas
que sostenían toda la estructura. De ellas colgaban toda clase de objetos de
brocante: una vieja trompeta, un bate de baseball, una ramo de hortensias secas
y descoloridas... Elegimos la mesa más cercana a la chimenea y vimos que a unos
metros había un pequeño escenario con una banqueta, un micrófono y un piano.
Miramos el menú, que parecía tener más años que Tutankamón, y decidimos pedir
el plato del día: un asado típicamente inglés con las inevitables patatas
machacadas. La tormenta me había abierto el apetito y no tardé ni dos segundos
en decidir. A Jake le costó todavía menos, porque pidió lo mismo que yo, eso
sí, acompañado por cerveza, que yo descarté. Prefiero el agua. Nos sirvieron la
cena y mientras comíamos Jake me habló sobre su trabajo, sus amistades y sus
gustos, no sé por qué, pero no podía despegar la mirada de su impresionante
sonrisa, sus perfectos labios, sus bonitos y amistosos ojos... Estaba tan
sumergida en todo él que casi ni me di cuenta de que una chica había subido al
escenario a cantar con un acompañamiento de guitarra.
*Narra Niall.
-¡Vamos! Tenemos que entrar
en ese pub- ordené.
-Espera Niall, ¿estás
seguro?- preguntó Liam.
-¡Sí! Venga, chicos.
Entramos en el pub y
enseguida conseguí reconocer a Amanda sentada en la mesa más cercana a la
chimenea: el rincón más romántico del local. Allí estaba, cenando con el
bombero... Nos sentamos en la primera mesa que vimos libre, detrás de una
columna, y los chicos se taparon las caras con los menús. No soportaba ver cómo
Amanda miraba a ese bombero. Me ponía de los nervios verla tan sumergida en sus
labios, me gustaría ser él... Aunque no sé cómo he llegado a este punto,
después de todo lo que me ha dicho y todo lo que ha pasado entre nosotros...
pero aún así, sentía algo especial hacia ella. Y no era lo que estaba habituado
a sentir... No, esta vez lo que me estaba devorando el corazón no era esa
sensación dulce y divertida cuando una chica te gusta de verdad. ¡No! Lo que
estaba sintiendo en ese momento ¡eran celos!
De repente me di cuenta de
que la extraña chica que estaba cantando en el escenario había terminado, por
fin, de cantar una larguísima y aburrida canción.
-¿Algún voluntario?- preguntó
la camarera.
-¡Yo!- me levanté.
-¡¿Qué haces?! Niall,
siéntate ahora mismo o Amanda te verá- me advirtió Liam.
-¡Me da igual! Quiero
demostrarle algo- justifiqué.
-¡Oh, Dios! ¿Va a haber
declaración de amor?- preguntó Louis.
-¡No! Louis, no desvaríes-
grité.
-Muy bien, el escenario es
todo tuyo- indicó la camarera.
Subí al escenario, en medio
de los aplausos de la gente, estaba algo nervioso pero no me acobardé y seguí
mi camino hacia el escenario. Me senté en la banqueta y cogí la guitarra. Tardé
unos segundos en empezar a cantar, pero al final conseguí reunir coraje y
empecé la canción. Realmente no estaba muy seguro de mi mismo, ya que la
canción que iba a cantar la había compuesto yo mismo y me daba un poco de
miedo.
*Narra Amanda.
Mientras hablaba con Jake me
di cuenta de que la chica que había estado cantando ya se había marchado. En su
lugar se encontraba un chico rubito, bastante mono... espera, ¿ese no es...?
-Jake, ¿ese no es Niall?-
pregunté.
-¿El chico rubio que estaba
encerrado en el desván?
-Exacto. ¿Qué hace ahí
arriba? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué lleva un bigote postizo?- pensé en voz alta.
-Caray, ¡cuántas preguntas de
una vez!- se rió Jake.
Niall empezó a tocar la
guitarra y cuando cantó sentí que todo a mi alrededor desaparecía. Tenía una
voz increíble, tan dulce y suave. Recordé que Candy me contó que Louis, Zayn,
Liam, Niall y Harry formaban una banda, ¿cómo era? ¿This Direction, Right
Direction, One Infection? ¡Ah, One Direction! Sí, eso es, One Direction; la
verdad es que entiendo que Niall forme parte, con la voz que tiene... Además la
canción que cantaba era preciosa, lenta y muy romántica. Me pregunto si la habrá
escrito él, no me suena haberla oído nunca. Entonces dudé si Niall, el chico
romántico, realmente hablaba de mi en el vestuario del acuárium. Parecía
imposible que, con las palabras tan dulces que estaba cantando, pudiera haber
dicho aquello tan horrible. Sentí ganas de correr y abrazarle, o besarle... Se
me ocurrió pensar que algunas de las cosas que decía en la canción se referían
a mi, lo cual, unos segundos después me pareció una soberana tontería teniendo
en cuenta que hace tan solo unos días que nos conocemos. Pero aún así no
conseguía quitarme esa extraña sensación de la cabeza, en la canción habla sobre
una chica con pecas (yo tengo pecas), siempre me estoy quejando de mi vientre y
mis piernas, adoro los jeans pegados, no me gustan las arrugas en la cara
(supongo que lo debo haber dicho en algún momento sin pensarlo), odio
escucharme en un video (el otro día hablamos de videos)... Me puse a pensar, y
me di cuenta de que si realmente la canción hablaba sobre mi (no quiero parecer
una creída), Niall se había estado fijando mucho en mi, en lo que digo, mis
acciones... durante estos días. Ni siquiera me había dado cuenta de que fuera
un chico tan observador, y pensar que yo ni le había dado la oportunidad de
conocerlo... Me sentí muy mal, egoísta y arrogante, por todo lo que le había
dicho. Decidí ir a hablar con él en cuanto acabara de cantar, o sea, ahora
mismo porque ya había acabado... y se dirigía hacia la puerta. Vamos Amanda,
corre o la habrás fastidiado más todavía.
-Emm... Jake, espérame aquí,
ahora vuelvo- le dije mientras iba corriendo hacia la salida.
-Pero, Amanda espera. ¿A dónde
vas?- él se levantó de la silla, pero yo salí del pub sin contestarle.
-¡Niall!- grité. Me estaba
calando otra vez y me moría de frío al sentir la lluvia sobre mí.
-¡Déjame!- gritó él.
-¡Pero quiero hablar contigo!
¡Quiero pedirte perdón por todo! ¡Déjame explicarte porqué me he comportado así
contigo!
-¡Ya no me importa! ¡Nunca me
has importado! ¡Sólo pretendía llevarme bien contigo por los chicos, nada más!
-¡¿Y la canción que has
cantado?! ¡Llámame loca, pero creo que algunas cosas coinciden conmigo!
-¡Pensaba que ya no podías
ser más creída! ¡¿Por qué iba a escribir yo una canción que hable sobre ti?!
-¡Pues... no sé! ¡Tal vez...
porque... sientes algo hacia mí!- pensé que ahora sería el momento perfecto
para besarle, pero antes de que pudiera acercarme, él puso mala cara y se fue,
sin decir una palabra más. Yo me quedé parada bajo la lluvia, empapándome, sabía que si alguna vez había tenido la más remota posibilidad de arreglar las cosas con Niall, ahora acababa de perderlas todas.
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