lunes, 7 de enero de 2013

CAP #11


*Narra Louis.

-¿Qué plan?- me preguntó Harry.
-Chicos, si queréis descubrir lo que está pasando entre el bombero y Amanda, y el amigo del bombero y Candy, sólo tenéis que hacer de detectives. Es simple, nos dividiremos en dos grupos. Harry y Zayn irán tras Candy, y Liam, Niall y yo iremos tras Amanda. Tenéis que ser cuidadosos, porque si nos descubren la habremos liado pero bien. ¿Preparados para ser One Direction Detection?- expliqué.
-No estarás hablando en serio... ¿Cómo vamos a espiarlas? Eso está mal, fatal. Si quieren estar con otros chicos a nosotros no nos incumbe, es su vida- reprochó Liam.
-Pero Liam, Harry necesita saber qué pasa. Y Niall, aunque no lo admita, se muere por saber si hay algo entre Amanda y ese chico. Te prometo que en cuanto sepamos algo nos iremos. Venga Paynee- insistí.
-Está bien... pero como nos pillen van a matarnos.


*Narra Amanda.

El viaje en noria había empezado muy bien, pero con los chicos en la otra cabina me estaba poniendo cada vez más nerviosa. ¡Mira que Londres es grande! Pues teníamos que coincidir en el London Eye. Intenté disfrutar de la compañía de Jake y olvidarme de todo lo demás. Al final me relajé y me lo pasé bien durante el viaje. Cuando la cabina llegó abajo, bajamos y nos paramos al lado de dónde habíamos aparcado, para pensar qué íbamos a hacer.


*Narra Louis.

La cabina llegó abajo, así que salimos corriendo y fuimos hacia la tienda de disfraces más cercana. Cuando los cinco hubimos cogido unos moustaches, unas gafas y algunos sombreros, estuvimos listos para empezar la misión. Nos pusimos lo que habíamos comprado y nos convertimos en ¡One Direction Detection!

Buscamos a las chicas, y las vimos al lado de una moto roja, con el bombero y su amigo. No sabíamos cuál iba a ser nuestro siguiente paso.

-Águila jefe llamando a Ricitos de oro- llamé.- Pss... ¡Harry!
-¿Qué? ¿Por qué tengo que ser Ricitos de oro? ¿No puedo ser Mister Increíble o algo así?- se quejó Harry.
-¡No! Eres Ricitos de oro y punto. Águila jefe llamando a Ricitos de oro y Espejito mágico- volví a llamar.
-¿En serio? ¿Espejito mágico? Vamos, Louis, piensa unos nombres un poco menos cutres- se quejó Zayn.
-Bueno, ¿vamos a quedarnos discutiendo los nombres o vamos a pasar a la acción? Además, soy el jefe en esta misión y yo decido los nombres. Águila jefe llamando a Ricitos de oro y Espejito mágico.
-Aquí Ricitos de oro, llamada recibida.
-Espejito mágico ha oído la llamada.
-Perfecto, ¿tan difícil era? Bueno, vosotros dos encargaros de averiguar lo que trama el amigo del bombero con Candy. Ahora Batman, Duende irlandés y yo nos encargaremos de Amanda.
-¡Jo! ¡Ellos tienen los nombres más chulos! No es justo- se enfurruñó Harry.
-¡Basta, Ricitos de oro! No te quejes más, lleva a cabo tu misión. Para la próxima ya pensaremos unos nombres fijos- le regañé yo.

Entonces nos separamos en los dos grupos que yo había pensado. Nosotros espiamos a Amanda y ellos a Candy, aunque decir espiar suena un poco mal; mejor proteger. Sí, las protegemos de esos tíos. Estábamos al acecho cuando Amanda y el bombero subieron a la moto roja y Candy y el otro chico se dirigieron hacia el otro lado. Ricitos de oro y Espejito mágico les siguieron, pero nosotros tuvimos que subir a un taxi para poder seguirlos; tuvimos la suerte de que pasaba uno por allí.

-Caballero, ¡siga a esa moto!- le grité al conductor del taxi.
-¿Esto es una cámara oculta o algo así?- preguntó el taxista extrañado de la expresión que había usado.
-¡No! ¡Venga, que los perdemos!- repliqué.
-¡Está bien, ya arranco!- el taxista se puso algo nervioso.

El taxi arrancó bruscamente y nos agarramos al asiento como pudimos. Estuvimos siguiendo a la moto durante un buen rato, unos diez minutos, a través de la abarrotada ciudad de Londres.


*Narra Amanda.

Íbamos en la moto por las estrechas y laberínticas calles del West End sintiendo los adoquines de la calle, haciéndome rebotar encima de la moto, cuando se puso a llover de pronto, a cántaros, y Jake giró el manillar para aparcar junto a la puerta de un pub.  A pesar de haber estado apenas unos minutos bajo la lluvia, estábamos bastante mojados y entramos en tropel, con la esperanza de secarnos y descansar un rato. El local era encantador, clásico, con ese aire inconfundible sabor antiguo, puramente británico, con olor a madera y a chimenea. Mientras me quitaba el abrigo me fijé en las enormes vigas que sostenían toda la estructura. De ellas colgaban toda clase de objetos de brocante: una vieja trompeta, un bate de baseball, una ramo de hortensias secas y descoloridas... Elegimos la mesa más cercana a la chimenea y vimos que a unos metros había un pequeño escenario con una banqueta, un micrófono y un piano. Miramos el menú, que parecía tener más años que Tutankamón, y decidimos pedir el plato del día: un asado típicamente inglés con las inevitables patatas machacadas. La tormenta me había abierto el apetito y no tardé ni dos segundos en decidir. A Jake le costó todavía menos, porque pidió lo mismo que yo, eso sí, acompañado por cerveza, que yo descarté. Prefiero el agua. Nos sirvieron la cena y mientras comíamos Jake me habló sobre su trabajo, sus amistades y sus gustos, no sé por qué, pero no podía despegar la mirada de su impresionante sonrisa, sus perfectos labios, sus bonitos y amistosos ojos... Estaba tan sumergida en todo él que casi ni me di cuenta de que una chica había subido al escenario a cantar con un acompañamiento de guitarra.
*Narra Niall.

-¡Vamos! Tenemos que entrar en ese pub- ordené.
-Espera Niall, ¿estás seguro?- preguntó Liam.
-¡Sí! Venga, chicos.

Entramos en el pub y enseguida conseguí reconocer a Amanda sentada en la mesa más cercana a la chimenea: el rincón más romántico del local. Allí estaba, cenando con el bombero... Nos sentamos en la primera mesa que vimos libre, detrás de una columna, y los chicos se taparon las caras con los menús. No soportaba ver cómo Amanda miraba a ese bombero. Me ponía de los nervios verla tan sumergida en sus labios, me gustaría ser él... Aunque no sé cómo he llegado a este punto, después de todo lo que me ha dicho y todo lo que ha pasado entre nosotros... pero aún así, sentía algo especial hacia ella. Y no era lo que estaba habituado a sentir... No, esta vez lo que me estaba devorando el corazón no era esa sensación dulce y divertida cuando una chica te gusta de verdad. ¡No! Lo que estaba sintiendo en ese momento ¡eran celos!
De repente me di cuenta de que la extraña chica que estaba cantando en el escenario había terminado, por fin, de cantar una larguísima y aburrida canción.

-¿Algún voluntario?- preguntó la camarera.
-¡Yo!- me levanté.
-¡¿Qué haces?! Niall, siéntate ahora mismo o Amanda te verá- me advirtió Liam.
-¡Me da igual! Quiero demostrarle algo- justifiqué.
-¡Oh, Dios! ¿Va a haber declaración de amor?- preguntó Louis.
-¡No! Louis, no desvaríes- grité.
-Muy bien, el escenario es todo tuyo- indicó la camarera.

Subí al escenario, en medio de los aplausos de la gente, estaba algo nervioso pero no me acobardé y seguí mi camino hacia el escenario. Me senté en la banqueta y cogí la guitarra. Tardé unos segundos en empezar a cantar, pero al final conseguí reunir coraje y empecé la canción. Realmente no estaba muy seguro de mi mismo, ya que la canción que iba a cantar la había compuesto yo mismo y me daba un poco de miedo.


*Narra Amanda.


Mientras hablaba con Jake me di cuenta de que la chica que había estado cantando ya se había marchado. En su lugar se encontraba un chico rubito, bastante mono... espera, ¿ese no es...?

-Jake, ¿ese no es Niall?- pregunté.
-¿El chico rubio que estaba encerrado en el desván?
-Exacto. ¿Qué hace ahí arriba? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué lleva un bigote postizo?- pensé en voz alta.
-Caray, ¡cuántas preguntas de una vez!- se rió Jake.

Niall empezó a tocar la guitarra y cuando cantó sentí que todo a mi alrededor desaparecía. Tenía una voz increíble, tan dulce y suave. Recordé que Candy me contó que Louis, Zayn, Liam, Niall y Harry formaban una banda, ¿cómo era? ¿This Direction, Right Direction, One Infection? ¡Ah, One Direction! Sí, eso es, One Direction; la verdad es que entiendo que Niall forme parte, con la voz que tiene... Además la canción que cantaba era preciosa, lenta y muy romántica. Me pregunto si la habrá escrito él, no me suena haberla oído nunca. Entonces dudé si Niall, el chico romántico, realmente hablaba de mi en el vestuario del acuárium. Parecía imposible que, con las palabras tan dulces que estaba cantando, pudiera haber dicho aquello tan horrible. Sentí ganas de correr y abrazarle, o besarle... Se me ocurrió pensar que algunas de las cosas que decía en la canción se referían a mi, lo cual, unos segundos después me pareció una soberana tontería teniendo en cuenta que hace tan solo unos días que nos conocemos. Pero aún así no conseguía quitarme esa extraña sensación de la cabeza, en la canción habla sobre una chica con pecas (yo tengo pecas), siempre me estoy quejando de mi vientre y mis piernas, adoro los jeans pegados, no me gustan las arrugas en la cara (supongo que lo debo haber dicho en algún momento sin pensarlo), odio escucharme en un video (el otro día hablamos de videos)... Me puse a pensar, y me di cuenta de que si realmente la canción hablaba sobre mi (no quiero parecer una creída), Niall se había estado fijando mucho en mi, en lo que digo, mis acciones... durante estos días. Ni siquiera me había dado cuenta de que fuera un chico tan observador, y pensar que yo ni le había dado la oportunidad de conocerlo... Me sentí muy mal, egoísta y arrogante, por todo lo que le había dicho. Decidí ir a hablar con él en cuanto acabara de cantar, o sea, ahora mismo porque ya había acabado... y se dirigía hacia la puerta. Vamos Amanda, corre o la habrás fastidiado más todavía.

-Emm... Jake, espérame aquí, ahora vuelvo- le dije mientras iba corriendo hacia la salida.
-Pero, Amanda espera. ¿A dónde vas?- él se levantó de la silla, pero yo salí del pub sin contestarle.
-¡Niall!- grité. Me estaba calando otra vez y me moría de frío al sentir la lluvia sobre mí.
-¡Déjame!- gritó él.
-¡Pero quiero hablar contigo! ¡Quiero pedirte perdón por todo! ¡Déjame explicarte porqué me he comportado así contigo!
-¡Ya no me importa! ¡Nunca me has importado! ¡Sólo pretendía llevarme bien contigo por los chicos, nada más!
-¡¿Y la canción que has cantado?! ¡Llámame loca, pero creo que algunas cosas coinciden conmigo!
-¡Pensaba que ya no podías ser más creída! ¡¿Por qué iba a escribir yo una canción que hable sobre ti?!
-¡Pues... no sé! ¡Tal vez... porque... sientes algo hacia mí!- pensé que ahora sería el momento perfecto para besarle, pero antes de que pudiera acercarme, él puso mala cara y se fue, sin decir una palabra más. Yo me quedé parada bajo la lluvia, empapándome, sabía que si alguna vez había tenido la más remota posibilidad de arreglar las cosas con Niall, ahora acababa de perderlas todas.

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