*Narra Amanda.
Un rayo de luz me dio
directamente en la cara. Intenté incorporarme, pero tenía todo el cuerpo
dolorido, además, había dormido encima de algo que no era un colchón
exactamente. Abrí un poco los ojos y vi a Niall totalmente dormido, debajo mío.
¡Qué monada! Se le veía tan inocente y dulce mientras dormía profundamente. Supuse
que había dormido toda la noche sobre su pecho, y aunque me dolía la espalda,
volvería a repetir esa noche una y otra vez. Me sentí tan bien que no quise
moverme ni un milímetro, pero luego recordé que tenía que ir a clase de
interpretación. Me recosté en la cama y miré la hora en mi iPhone. ¡Oh, Dios mío,
son las once y media! ¡Las clases! ¡Candy me va a matar!
-¡Niall! ¡¡Niall!! ¡Despierta!-
le zarandeé.- ¡Vamos, tenemos clases! ¡Son las once y media!- le grité.
-¿Eh? ¿Qué?...- Niall parecía
no saber ni dónde ni con quién estaba.
-¡Niall, soy yo, Amanda! ¡Nos
hemos quedado dormidos! ¡Tenemos que ir a la universidad! ¡Vamos, dormilón!- le
empujé un poco. Él dio una vuelta y cayó al suelo.
-¿Amand¡¡AAHH!! ¡Mierda!- decía
él desde el suelo.
-Venga, levanta, ¡tenemos que
ir a clase! ¡Louis va a matarme!, se suponía que íbamos a ir juntos hoy a
interpretación.
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué nadie nos
ha despertado?! A ver, tranquilicémonos, voy a llamar a los chicos- Niall sacó
su iPhone y llamó.- ¿Liam? ¡¿Por qué no nos habéis despertado?! ¡Voy a mataros!
¡¿Que hable con Louis?! Está bien, pásamelo. ¿Qué? ¡¿Que no nos has despertado
porque estábamos muy monos durmiendo juntos?! - me entró la risa- Está bien,
vale, sí, cocinaremos algo para comer...- Niall se resignó.
-¿Y bien?- pregunté.
-Tenemos que preparar la
comida... no sé cómo lo hace, pero nunca consigo enfadarme con Louis...- solté
una risita.
Bajamos a la cocina en pijama
y empezamos a pensar qué podíamos preparar para comer.
-A ver, ¿tú sabes cocinar?
-¿Te sirven los spaghetti? Es
lo único que se cocinar.
-Genial, entonces
prepararemos spaghetti con salsa de setas, me sale riquísimas.
Sacamos una olla y una sartén
bastante grandes, teniendo en cuenta que íbamos a ser siete.
*Narra Niall.
Le di un delantal a Amanda
para que no se manchara y empezamos a sacar los ingredientes. Yo fui cogiendo
la salsa de tomate, el bacon, la nata y el atún; mientras ella buscaba la pasta
y las demás especias. Vi que Amanda encontró el bote de los spaghetti en el
estante más alto y que se ponía de puntillas para alcanzarlo. Me quedé mirándola,
tenía una forma tan delicada, tan frágil. Parecía que si le dabas un golpe se
rompería en mil pedazos, con su piel tan pálida, como la fina porcelana. Me
acerqué a ella por detrás y la cogí en brazos, ella giró la cabeza y, al verme,
sonrió de manera amplia y despreocupada, una sonrisa que me estremeció el corazón,
me produjo un sentimiento que se extendía por cada una de mis células y me hacía
sonreír como un tonto.
-Sabes que te vas a hacer daño
en la espalda si no me bajas rápido, ¿no?
-¿Por el peso? ¡Si no pesas
nada! Te aseguro que coger en brazos a Liam, que está cuadrado, es mucho pero
que cogerte a ti- me reí. Ella volvió a sonreír y no pude parar de mirarle a
los ojos, de un color verde esmeralda, que brillan cada vez que sonríe o se ríe,
esos ojos que ocultan secretos y a la vez son como un libro abierto.
-¿Tengo algo en la cara?-
preguntó ella, confundida porque yo no apartaba la vista de sus ojos.
-¿Eh? Oh, no, es sólo que...
me encantan tus ojos...- dije yo, tímidamente.
-Dice el señor de los ojos
azules- Amanda se rió.
-Oh, ¿te has fijado en mis
ojos?
-Claro, me he fijado en
todo... o sea, que me fijo en todo porque... soy muy... ¿observadora?- sonrió
como diciendo ¿ha colado?
-Hahaha, ¿observadora? Está
bien señora observación. Vamos a cocinar, que si no hoy no comemos- no me había
dado cuenta y estábamos uno frente al otro, podía notar el dulce perfume de su
cuello, haciendo que éste se volviera más tentador. Mi brazo fue directo a su
cintura y la atraje hacia mí. Me acerqué lentamente a sus labios y justo antes
de poder besarla la olla empezó a desbordarse, genial, ¡justamente el agua tenía
que hervir en ese momento!
-¡Niall! ¡El agua! ¡Corre!-
gritó Amanda.
-¡Ya voy, ya voy! ¡Pero ayúdame!-
aparté la olla del fuego y el agua empezó a bajar.
-Vale, espera, cogeré la
bayeta para secarlo todo- Amanda fue al fregadero a coger la bayeta, también
trajo un par de trapos para secar.
-Bien, todo controlado. Vamos
a meter la pasta para que se valla cociendo.
Entre los dos partimos los
spaghetti y los metimos en la olla, los tapamos y nos pusimos manos a la obra
con la salsa. Preparamos todos los ingredientes al lado del fuego, para
tenerlos más cerca de la sartén. Encendí el fuego y, cuando la sartén estuvo
caliente, eché el bacon con algunas especias. Amanda preparó la nata y cuando
fue a abrirla con las tijeras me salpicó en la cara.
-¡Encima te ríes! ¡Ahora verás!
¡Ven aquí!- Amanda salió corriendo, pero conseguí alcanzarla. Agarré el bote de
tomate, lo abrí y con el dedo le manché la mejilla.- ¡Ahora me rio yo! ¡Hahahahaha!
-¿Sí? ¡Te vas a enterar!- Amanda
cogió el tomate y me lo puso en los labios.
-Uuhh, no sabes lo que acabas
de hacer- la sujeté fuertemente por la cintura y me acerqué a ella poniendo
morritos,teniendo en cuenta que tenía los labios manchados de tomate, ella
intentó alejarse.- Si yo tengo los labios manchados, ¡tú también!- finalmente
presioné mis labios contra los suyos mientras ella se reía.
-¡Niall!... oh, espera, no sé
cuáles son tus apellidos...
-Niall James Horan, ése es mi
nombre entero.
-Ah, gracias. ¡Niall James Horan!
¡Cómo se te ocurre mancharme de tomate!
-¡Hahahahaha! ¡Has empezado tú!
-¡Está bien, vale, asumo toda
la culpa!- se rió. Me volví a perder en sus ojos y en su sonrisa.
-¡Oh! ¡El bacon se está
quemando! ¡Tenemos que poner la nata y el tomate, trae el atún!- me di cuenta
justo antes de provocar una catástrofe culinaria.
Acabamos de ponerlo todo en
la sartén y quedo genial, la pasta estaba en su punto y justo cuando íbamos a
sentarnos en el sofá abrieron la puerta. Los chicos habían llegado.
-¡Hola! ¡Mmm, qué bien
huele!- dijo Zayn, que entraba por la puerta.
-¡Qué hambre tengo! ¿Qué hay
de comer?- preguntó Liam.
-¡Hola! Sentaos, ya está todo
preparado- saludó Amanda.
Se sentaron en la mesa y
Amanda y yo servimos los platos. Todos engulleron sus platos antes de que
Amanda y yo pudiéramos si quiera sentarnos a comer.
-¡Ah! Esta tarde vamos a la
protectora de animales municipal a hacer tareas como voluntarios, es una
especie de excursión con la clase de la señora Webster, quiere que aprendamos a
colaborar, ayudar y esas cosas- nos avisó Liam.
-Oh, entonces no importa
llevar libros, ¿no?- preguntó Amanda.
-No, vamos a pasar toda la
tarde allí- explicó Louis.
-Genial, en todo el día no
habré hecho ninguna clase- se alegró Amanda.
Recogimos la mesa y entre
todos fregamos los platos, vasos y cubiertos. Cuando acabamos ya era hora de
irnos, así que los chicos llevaron a Amanda y Candy en su coche y Louis y yo
fuimos en mi coche.
*Narra Candy.
-Bueno, ¿qué tal con Niall?-
pregunté.
-No se, normal. ¿Por?- respondió
ella.
-Es obvio que te encanta-
acusó Zayn.
-¡Que va! ¡Que tontería!-
Amanda se puso roja como un tomate.
-Amanda, te hemos pillado, te
gusta Niall- dijo Liam.
-Bueno... no os lo puedo
negar, supongo que le quiero- ella sonrió.
*Narra Amanda.
Dios mío, entre Candy y los
chicos habían conseguido ponerme realmente nerviosa. Por supuesto que quiero a
Niall, pero aún así me pongo nerviosa, siempre me ha pasado con los chicos. Llegamos
a la universidad y la señora Webster ordenó que nos pusiéramos por parejas para
ir sentados en el autobús en el que íbamos a ir. Candy y yo nos pusimos juntas,
teníamos muchas cosas de las que hablar. Escogimos asiento y nos sentamos. Un
poco antes de arrancar Niall y Harry se sentaron justo detrás nuestra,
apartando a dos chicos que habían cogido ese sitio.
-¡Eh! ¿Por qué os habéis
puesto ahí?- preguntó Candy.
-A esos chicos no les
importaba- dijo Harry sin darle importancia.
-Da igual, Candy. Ignórale-
recomendé.
Nos giramos y comenzamos a
hablar de nuestras cosas.
-¿Y bien?- empecé.
-¿Y bien, qué?- Candy no me
entendía.
-¿Cómo va lo tuyo con... ejem?-
dije yo, señalando al asiento de atrás.
-Ah, con ¿H-a-r-r-y?- deletreó
Candy.
-¡Dime!- saltó Harry.
-No hablo contigo, Harry-
ella estaba muy borde con él.
-Oh, creí que me habías
llamado...- él parecía desilusionado.
-Sí, con ese- susurré.
-Pues le dan ataques
bipolares. A veces me quiere y a veces está enfadado conmigo- explicó Candy.
-Pero eso es porque a lo
mejor haces algo que a él no le gusta...- pensé en voz alta.
-No creo, simplemente no sabe
si quererme u odiarme...- resolvió ella.
Nos pasamos todo el camino
hablando sobre Niall y Harry, aunque no podíamos gritar mucho, ya que los teníamos
justo detrás. Por fin llegamos al edificio donde se encuentran los animales de
la protectora. Bajamos del autobús, nos explicaron un par de cosas sobre cómo
tratar a los animales y nos dieron unas cuantas tareas. Nos dividimos en grupos
siete y nosotros fuimos juntos: Harry, Louis, Zayn y Candy fueron al área de
los gatos; y Niall, Liam y yo, a la de los perros. Empezamos por llenar el
cuenco de la comida de todos los perros con comida especial, luego llenamos
todos los bebederos con agua. También duchamos a unos cuantos perros y,
finalmente, jugamos con otros tantos.
*Narra Candy.
¿Por qué diantres iba yo a la
parte de los gatos? ¡No me gustan nada! Es decir, son muy monos, pero de lejos.
No sé cómo, pero todos los gatos me odian, todos me rugen y quieren morderme,
supongo que eso influye en que no me gusten mucho...
-Bueno chicos, ¿os encargáis
de todo vosotros?- dije como quien no quiere la cosa.
-¿Qué? ¿Por qué? ¿No vas a
hacer nada?- se indignó Louis.
-Es que... no me... gustan
mucho los... gatos...- solté.
-¡¡¿¿Qué??!! ¡¡¿¿Cómo que no
te gustan los gatos??!! ¡¡Es imposible!! ¡¡Si son la cosa más bonita que hay en
el mundo!! Bueno... aparte de ti...- Harry no se creía que no me pudieran
gustar los gatos.
-Es sólo que... todos los
gatos me odian y quieren arañarme, por eso no me gusta tenerlos muy cerca...-
expliqué.
-Bueno, pues hoy voy a
ayudarte a superar tu miedo a los gatos- Harry parecía muy decidido.
-¿Y cómo lo vas a hacer? Harry,
no vas a conseguir nada, no me gustan y ya está, no es nada raro...- estaba
convencida de que no iba a conseguir nada.
-Ven conmigo- Harry me cogió
la muñeca y me llevó a otra parte. Cogió un gatito en brazos y, con su mano
encima de la mía, lo acarició.- ¿Ha sido tan horrible?
-Si me coges la mano no, pero
cuando esté sola me van a dar igual de miedo- dije.
-Entonces ya tengo la excusa
perfecta para estar siempre contigo- pensó Harry.
-¿Cuál?- pregunté.
-Bueno, tengo que protegerte
de los gatos, no puedes estar sin mí- me dedicó una encantadora sonrisa.
*Narra Amanda
Me encantó todo en general,
porque adoro los animales, pero me encariñé en especial con un cachorro súper
pequeñito, algo feúcho, pero muy simpático. Supuse que por su pelaje áspero y su
aspecto descuidado nadie querría adoptarlo, me dio mucha pena.
-La verdad es que parece que
a ese cachorrito realmente le has gustado- señaló Liam.- No se separa de ti ni
un centímetro.
-Sí, ¡se ha enamorado de ti!-
dijo Niall.
-¿Estás celoso, Niall?- me
burlé.
-¿Yo? ¿Cómo voy a estar
celoso? Tengo claro de que eres toda mía- Niall se dio cuenta de que a Liam
casi se le habían salido los ojos de las órbitas.- Quiero decir que... bueno,
si, ¡eres mía y punto! Hahahaha.
-¡Wow! Niall, creo que nunca
te había visto comportarte así con una chica...- dijo Liam.
-Supongo que soy...
especial... hahaha- me reí.
-Eres única y perfecta-
cuando Niall iba a darme un beso el cachorro saltó y le lamió los labios.
-Hahahaha, creo que ella si
que está celosa. Hahahaha- la perrita no le dejó que me diera un beso.
-Está bien, perrita. Pequeña
pero guerrera, ¿a quién me recuerda?- dijo Niall, obviamente era una indirecta
hacia mí.
- Ha ha ha- en ese momento la
señora Webster nos llamó.- Oh, lo siento amiguita, pero tengo que irme. Te
prometo que vendré a verte cuando pueda- no quería dejarla allí, me había
encariñado tanto con ella...
-Vamos, Amanda. Cuando
quieras te traigo con el coche, pero ahora tenemos que irnos- Niall me cogió
por la muñeca.
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