*Narra Amanda.
-Sí, ahora tienes que girar
ahí- le indiqué a Niall.
-¿Estás segura del camino?-
repuso él.
-¡Claro que sí! Pero, bueno,
si tú lo vas a saber mejor que yo...- me quejé.
-No, no quería decir eso. Solamente
quería asegurarme de que éste es el camino. No te lo tomes todo tan a mal- dijo
Niall en tono de disculpa.
-Bueno, ahora sigue por ahí.
-Está bien, pero luego creo
que el camino se bifurca. -indicó él.- ¿Por dónde sigo? ¿Derecha o izquierda?
-Pues... no estoy muy segura,
no me suena de nada este camino- en el fondo estaba muy preocupada, porque realmente
no tenía ni idea de dónde demonios estábamos.
-Genial, ahora estamos
perdidos...- Niall parecía desorientado y asustado.
-Bueno, conduce un rato más,
seguro que llegamos.
Niall no parecía estar muy
convencido de que llegaríamos a la universidad. Supongo que estaba ya tan harto
de estar conmigo que quería deshacerse de mí cuanto antes y dejarme en casa
para irse con su novia o algo por el estilo.
-Ya sé que no soportas mi
compañía, pero podrías disimularlo un poco...- le solté yo.
-¿Qué? ¿Pero qué dices?-
preguntó él sorprendido por mi inesperado ‘ataque’.
-Lo que has oído. Estoy
segura de que preferirías estar en otro sitio con tu novia, en vez de en este
coche conmigo.
-Bueno, tú no sabes nada.-
cerró él, hermético.
-Oh, créeme que sí sé cosas...-
repliqué yo.
-Bueno, y dime, ¿de dónde te
las has sacado?- respondió él algo borde.
-Pues han salido nada más y
nada menos que ¡de tus labios!
-Oh, ¿si? ¿Cuándo? Si se
puede saber- se enfadó el.
-Pues, ¡ah! -me sentí muy
frustrada- ¡Hoy, en el vestuario del acuárium! ¿Sabes? ¡Candy y yo os
escuchamos hablar de una chica que acababas de conocer morena de pelo rizado!
-Ah, ¿y piensas que me refería
a ti?- preguntó él, algo confuso porque yo supiera de la conversación.
-¡Está claro!
-Claro, yo no tengo nada más
importante que hacer que ponerme a criticarte. Además, nunca diría eso de ti-
respondió él muy frustrado porque yo siguiera enfadada.
-Seguro que no...- terminé
yo.
Pasó un buen rato desde que
discutimos. Ninguno de los dos quería hablar. Él miraba al frente y yo por la
ventana. Aunque estaba todo sumergido en una intensa oscuridad, no se veía nada
más allá de lo que iluminaban los faros del coche.
-Para el coche- corté el
silencio.
-¿Qué?
-Que pares el coche.
-¿Para qué quieres que pare
el coche?
-Porque así lo único que
hacemos es alejarnos del camino. Es mejor que pares el coche aquí y mañana por
la mañana ya veremos cómo salimos de este campo. Porque tampoco hay cobertura,
así que estamos perdidos. No nos queda otra que pasar la noche aquí- expliqué
yo.
-Tienes razón, pero no creo
que puedas soportar una noche conmigo- se burló.
-¡Qué gracioso! Bueno, tumba
los asientos de delante y así haremos una especie de cama. Yo dormiré atrás y
como se te ocurra pasarte un centímetro de tu lado, te corto el brazo. No
quiero que te acerques, ya tengo bastante con tener que dormir cerca tuyo- dije
yo cortante.
-¡Oh, cuidado que no te pase
algo! Hahaha.
-¿Qué te hace tanta gracia? Porque
estar perdida en el campo contigo, te aseguro que no es nada gracioso.
-Nada, es solo que me encanta
la manera en que te enfadas. Es como si sacaras la niña que llevas dentro.
-Gracias por llamarme
infantil.
-No es eso. Lo que quiero
decir es que en el mundo hay mucho odio, pero cuando tú te enfadas no es como
si transmitieras odio, sino más bien es como una rabieta. No sé, me da esa
sensación, y me gusta. Hahaha.
-Pues te aclaro que estoy
realmente enfadada, no es ninguna rabieta- puse voz de niña y luego le saqué la
lengua. Él se rió.
-Bueno, va a ser que al final
no soy tan malo, porque ya no estás enfadada.
-Oh, sí que lo estoy. Así que
buenas noches y déjame dormir- dicho esto me giré para pasar a la parte de atrás.
Me tumbé y cogí una manta que había, mientras tanto él colocaba los asientos de
delante poniéndolos horizontalmente y acomodándose.
-Buenas noches, pequeña- dijo
él en un tono desenfadado y dulce.
Lo último que dijo me hizo
sonreír, aunque en cuanto me di cuenta de que estaba sonriendo, me ordené a mí
misma borrar esa sonrisa de mi cara, ya que no tenía ningún sentido. Me
acurruqué en las mantas, al fin y al cabo, el coche era bastante cómodo. Estaba
empezando a relajarme y a dormirme cuando Niall habló.
-¿Puedes parar de hacer
ruidito con el pie?
-Lo siento, pero no puedo
dormir si no muevo el pie. Es una manía rara que tengo desde pequeña, no puedo
evitarlo- protesté yo.
-¿En serio?
-Sí, ¿algún problema?
-Pues, hombre, aparte de que
me pone nervioso y no me deja dormir, nada más.
-Bueno, pues te aguantas, si
hubieras sabido cuál era el camino, no estaríamos aquí perdidos.
-Claro, yo tengo toda la
culpa. Pues creo recordar que cierta señorita dijo que sabía perfectamente cuál
era el camino -mientras dijo esto, me giré para verle. Y cuando vi que su
rostro estaba iluminado por la luz de la Luna me empecé a ruborizar. ¿Pero qué haces,
Amanda? No tiene sentido que te ruborices. ¡Por Dios, no me entiendo ni
yo!-Bueno, ¿no vas a decir nada?- siguió él al ver que yo no decía nada.
-Eh... ah ¡sí! No ha sido
culpa mía, en absoluto. Y ahora déjame dormir.
-Pero, ¿vas a dejar de
moverte?
-No, ya te he dicho que es
una manía.
-Genial, voy a tener ruidito
toda la noche. En serio, adoro tus manías- se quejó él sarcásticamente.
-Bueno, ¡yo no puedo hacer
nada! Es mover el pie o aguantarme toda la noche despierta hablando! Y supongo
que prefieres dormir, así que no te quejes- finalicé la conversación y me volví
para intentar dormir.
Estuve unos buenos veinte
minutos dando vueltas. No podía dormir. Me giré para ver la hora en el coche. Las
diez. La noche se me iba a hacer muy larga. Antes de girarme miré a Niall. No
podía creer que hubiera soltado todas aquellas barbaridades sobre mí, parecía
tan inocente mientras dormía. Estaba pensando todo esto cuando me interrumpió.
-¿Por qué me estás mirando
dormir?- Niall abrió un ojo para mirarme, acusador.
Menos mal que no había luz,
pensé. Porque de no ser así, me habría visto totalmente colorada.
-¿Yo? No te estaba mirando,
solo me he girado para mirar la hora.
-No, me estabas mirando
fijamente, y creo que hasta he visto un asomo de sonrisa en tu boca- replicó él.
-¡Qué tontería! ¿Podemos
volver a dormir?
-Si... pero me estabas
mirando. Hahaha.
Me giré para no seguir
hablando con él. Esta vez era la definitiva, me iba a dormir. De una manera u
otra. Oí que él se movía, así que supuse que se habría girado para dormir. Así
que yo también me moví para dormirme por fin.
*Narra Candy.
Estuvimos un par de horas
hablando y riendo. Harry me caía realmente bien, además de que era REALMENTE
guapo. Cuando miré el reloj vi que eran las diez, así que pensé que sería mejor
volver a la residencia a estar con Amanda, para cotillear y esas cosas.
-Mmmm, Louis, ¿podrías
llevarme a la universidad?- pregunté.
-¡Yo te llevo! -saltó Harry.-
Es decir, ejem, te llevo yo, si quieres. Es por salir un poco de casa...
-Está bien, ¿te parece bien
Louis?- dije indecisa.
-¡Sí, perfecto, genial, fantástico!
Venga Harry, iros ya-. Louis parecía entusiasmado con la idea.
-Bueno, vale. Ya nos vamos. Hahaha.-
Harry se divertía con la actitud de Lou.
Harry me acompañó hasta la
puerta y cogió las llaves de su coche. Fuimos hasta el coche y me abrió la
puerta, después entro él por el otro lado. Durante el camino fuimos hablando y
riendo. Harry se estaba portando genial conmigo, me encantaba hablar con él.
-Ya hemos llegado- dijo él.
-Sí... -yo no quería
despedirme.- Mmmm, ¿te molestaría acompañarme?
-¡No! -respondió en un
segundo-. Es decir, claro, ¿por qué no? Te acompaño.
Salimos del coche y fuimos
hacia mi habitación, tuvimos suerte de que no hubiera llegado la mujer que
vigila la puerta. Si no, Harry no hubiera podido entrar. Cuando llegamos a mi
puerta saqué las llaves, pero cuando abrí me sorprendió ver que Amanda no
estaba. Cogí el móvil y la llamé, pero me salía el contestador.
-¿Tu amiga no está?- preguntó
Harry.
-No, es muy raro, Niall la
iba a traer aquí. Hace horas que deberían estar aquí. Tampoco contesta el teléfono.
Estoy un poco preocupada.
-Espera, voy a llamar a
Niall- Harry sacó su teléfono y marcó, esperó un poco, pero Niall tampoco
contestaba-. Qué raro. Niall siempre contesta al teléfono.
-Estoy muy preocupada, ¿y si
les ha pasado algo con el coche?
-Tranquila, si hubiera habido
un accidente ya lo sabríamos.
-Tienes razón, pero aún así
me preocupa -me angustiaba pensar que les podía haber pasado algo.
-¿Quieres que me quede
contigo hasta que sepamos algo?- se ofreció él.
-Sí, por favor. Si no es
mucho pedir, me encantaría que te quedaras.
-Pues yo estaría encantado de
quedarme, así que me quedo. Hahaha.
Con él a mi lado me sentía un
poco más tranquila. Estuvimos hablando un montón, de muchísimas cosas. Nos reímos
un montón. Después encendimos la televisión para ver si ponían alguna película
buena, y como no ponían nada, le dije si le apetecía ver ‘Tres metros sobre el
cielo’, una película española que tenía en dvd traducida al inglés. La pusimos
y nos tumbamos en la cama a verla, me sentía tan bien a su lado, tapada
con una manta. Simplemente, se estaba
genial. A Harry le gustó mucho la película y cuando la acabamos de ver era la
una y cuarto de la madrugada. Pero yo no quería dormir, quería seguir hablando
con él. Entonces oímos un ruido, venía de la ventana. Me asusté. ¿Qué era eso?
Y, ¿a estas horas?
-¿Has oído eso?- pregunté a
Harry asustada.
-Sí, venía de la ventana. Voy
a ver qué es.
Harry cogió un flexo antiguo
que pesaba una tonelada, supongo que por si acaso era un ladrón o algo así. Se
puso pegado a la pared y con un movimiento rápido abrió la ventana y se colocó
delante de ella con el flexo cogido como si fuera un bate de béisbol. Vimos una
sombra aparecer por la ventana.
-¡Harry! ¡Pero qué haces! ¡¿Pensabas
pegarme con eso?! ¡Hay que ver, has conocido a Candy y ya no me quieres!- se
burló Louis de Harry.
Entró por la ventana, pero
vimos más sombras detrás de él. Y entraron Zayn y Liam. Harry sostenía el
flexo, alucinando; yo, desde la cama, también alucinaba. Pero ellos, tan
normales, no parecieron ni inmutarse de que Harry sostuviera un flexo enorme en
la mano.
-¡Traemos pizzas y algo de
beber!- Liam levantó las cajas que llevaba en la mano.
-Genial, la verdad es que
tengo hambre. Pero supongo que no habéis venido a traer las pizzas, ¿no?-
pregunté, mirando a Louis.
-Bueno, como es tarde y Harry
no contestaba el teléfono hemos decidido venir a ver si estabais aquí. Sentimos
interrumpir en vuestro nidito de amor.- Louis hizo un corazón con las manos y
sonrió de manera pícara.
-Vamos, Boo Bear. No te
pongas celoso, amor. Hahaha. Sabes que eres el único para mí- se rió Harry.
-Bueno, ¿quién quiere pizza?-
dijo Zayn.
Pusimos las cajas de pizza en
el suelo y nos sentamos alrededor a comer. Durante el resto de la noche
estuvimos hablando y riendo. Con esos chicos es imposible que uno se aburra.
Son geniales.
Sobre las cuatro y media,
estaba tan cansada que empecé a quedarme dormida. Harry estaba semi-tumbado en
mi cama y yo estaba tumbada sobre su pecho. Estaba tan a gusto, no quería
moverme ni un milímetro. La verdad es que en una tarde-noche nos habíamos
conocido tanto, que me sentía súper cercana a él. Mientras ellos hablaban, se
me iban cerrando los ojos. No podía aguantarlos abiertos, así que al final dejé
de luchar y caí en un sueño profundo.
Mola mucho la verdad toda la novela en si es bonita y divertida
ResponderEliminarMuchas gracias! Es mi primera novela asi que ya veremos como sale. Jajaja :)
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