*Narra Amanda
El sol entró por la ventana
del coche y me dio de lleno en la cara, así que intenté abrir los ojos, aunque
me costaba mucho, ya que había dormido fatal y tenía mucho sueño. El final
conseguí abrirlos, y me costó un poco acostumbrarlos a la luz. No sabía muy
bien dónde estaba, hasta que me acordé de lo sucedido con Niall, en el campo. Genial,
ahora tendríamos que buscar el camino de vuelta a casa. Creo que estaba más
dormida que despierta, pero estaba casi segura de que sentía un peso encima mío,
que no estaba soñando. Giré la cabeza y me encontré la cara de Niall a unos
pocos centímetros de la mía, tan cerca que podía sentir su respiración. Por un
momento me quedé pensando por qué estábamos abrazados, pero luego reaccioné.
Le di un empujón a Niall e
intenté deshacerme de sus brazos, pero seguía dormido como un tronco. No había
forma de moverle.
-¡Niall, despierta! ¡Estás
encima mío! ¡Abrazándome! ¡¿Recuerdas la norma de no pasar ni un milímetro de
tu lado?! ¡Pues creo que te estás pasando UN POCO de tu lado! ¡Vamos,
despierta!- yo no paraba de gritar y ¡él ni se enteraba! Empecé a darle pequeños
codazos, pero tampoco servía. Intenté dar vueltas y escurrirme entre sus
brazos, pero me agarró más fuertemente-. ¡Oh, vamos, Niall! ¡Estás despierto,
no me tomes el pelo!
-Hahaha. ¡Es mi venganza por
haber estado haciendo ruidito toda la noche y por no haber parado de moverte!-
su sonrisa era encantadora.
-¡Qué idiota! ¡Niall, lo digo
enserio, suéltame!
-¿Idiota? ¡Ahora verás!- me
cogió más fuerte y empezó a hacerme cosquillas.
-¡No, por favor! ¡Cosquillas no!
-Mmm, ya sé cuál es tu punto
débil. Hahaha- Niall se divertía. Puedo decir que en ese momento me caía menos
mal.
Seguí riéndome por el ataque
de cosquillas de Niall. Él también se reía. Al fin y al cabo me lo estaba
pasando bien. Aunque cuando giré la cabeza hacia la ventana me pegué un susto
de muerte.
-¡Ah!- grité.
-¡¿Qué pasa?!- se asustó
Niall y dejó de hacerme cosquillas.
-Hay un tío en la ventana que
nos está mirando. Me da miedo- le susurré al oído para que aquel hombre no me
oyera. Niall se giró y también se asustó un poco. Nos levantamos y salimos del
coche.
-Lo siento, no quería
interrumpir nada, pero es que estáis en mi terreno- nos indicó el hombre, que
tenía pinta de granjero, de estos de campo, brutos de verdad.
-Oh, no interrumpe nada, de
veras. Lo sentimos mucho, ayer por la noche íbamos con el coche hacia la
universidad, pero nos perdimos y acabamos aquí. Así que decidimos aparcar el
coche e intentar encontrar el camino por la mañana, con luz- le explicó Niall.
-¡Oh! En ese caso, no pasa
nada. Mira, chico, el camino es por allí. Sigues recto unos cien metros y luego
giras a la derecha y luego a la izquierda. Después tú mismo verás los carteles
que indican el camino.
-Muchísimas gracias. Y lo
sentimos mucho por las molestias, ya nos vamos. ¡Gracias otra vez!- dijo Niall
mientras subía al coche para ponernos en camino lo antes posible.
Niall hizo una maniobra de
vuelta que pareció hecha por un profesional. Salimos de allí como un rayo.
Aunque los cien metros que había dicho el granjero parecían menos, claro, a la
velocidad que íbamos.
-Sí que tienes ganas de
librarte de mí- dije, refiriéndome a la velocidad.
-¿Eh? Oh, lo siento -redujo
un poco-. Es que pensé que ya debías estar harta de mí y que querrías llegar
cuanto antes.
-Oh, sí. Claro... estoy
cansada... quiero llegar ya...
-Mira, aunque no te conozco
mucho, ya sé algunas cosas de ti. Por ejemplo, que ya has perdido demasiado
tiempo a mi lado. ¡Oh! Y que tu punto débil son las cosquillas. Hahaha- él se
lo tomaba a broma, pero en sus ojos había un deje de tristeza. Porque él sabía
que yo iba en serio. Que realmente estaba cansada y quería irme a casa...
*Narra Candy.
Me desperté. Tenía mucho
dolor de cabeza y tenía el cuerpo dolorido. Intenté incorporarme y vi a cuatro
chicos tumbados en el suelo durmiendo, estaban todos como tirados unos encima
de otros. Me entraron ganas de reír.
-Chicos, despertad. Vamos,
arriba, bellos durmientes. ¿Chicos? Venga, no me hagáis esto -ellos seguían
durmiendo como troncos. Fui al baño para darme una ducha. La alargué hasta
media hora, total, los chicos dormían. Cuando salí del baño la habitación
estaba vacía. Me extrañó no encontrar a los chicos. Aunque no le di mucha
importancia, abrí el armario y empecé a vestirme. Pero de repente, cuando me
estaba acabando de abrochar el sujetador, oí cómo la puerta se abría.
-Hola Candy. Sentimos
habernos ido sin decirte nada, pero como estabas en la ducha... -Harry hablaba
mientras abría la puerta, pero en cuanto miró hacia arriba se quedó
boquiabierto-. Eh... yo... emmm... tú... estás... ejem... -Harry no
reaccionaba.
-¿Harry? Harry, reacciona. ¿Hola?
-Eh......
-¡Harry, por Dios!- me acerqué,
él seguía paralizado. Lo agarré por los hombros y lo zarandeé suavemente.
-¿Eh? ¡Oh! ¡Ah! -se dio la
vuelta para no mirarme en ropa interior- ¡Lo siento mucho! ¡No se por qué me he
quedado empanado! ¡Lo siento de veras!
-Bueno, no pasa nada, pero
ahora espera aquí fuera, que me voy a vestir.
Entonces llegaron Louis, Zayn
y Liam, que se habían retrasado un poco, pero venían detrás de Harry.
-¡Oh, Dios mío! ¡Harry! ¡Si
la acabas de conocer!- gritó Louis, alarmado. Los chicos se limitaron a girarse
y no decir nada. Pero entonces, llegaron Amanda y Niall. Lo que me faltaba.
-¡¿Candy?! ¡¿Qué haces?! ¡Por
Dios, estoy fuera una noche y te lías con cualquier chico que encuentras! ¡Me
parece muy mal! ¡Y encima ni siquiera me lo cuentas! -Amanda se puso histérica.
Estaba totalmente fuera de control.
-Amanda, cálmate. No es lo
que parece- típica frase. Hahaha- ¡Te aseguro que no me he liado con Harry!
-¿Harry? ¿No es ese tu amigo,
Louis?- dijo Amanda mirando a Lou.
-Sí... Harry, ¿puedes
explicarme qué está pasando?- le exigió Louis a Harry.
-Eh... yo... pues... solo
estaba... eh... -Harry no sabía qué decir.
-Emm, bueeeeeno, yo casi que
mejor me voy a vestir- dije, mientras arrimaba la puerta e iba hacia el armario
a vestirme. Ahora que lo pienso, ya llevamos dos incidentes en ropa interior, ¿raro?
Hahaha. No sé-. Ya estoy. Podéis pasar.
Los chicos entraron y se
sentaron, más o menos por toda la habitación.
-Cuéntanos, Candy. ¿Qué es
exactamente lo que ha pasado?- preguntó Amanda.
-Pues me estaba vistiendo,
cuando de repente entró Harry por la puerta y se quedó paralizado, y luego
llegasteis vosotros. No hay nada más que contar- expliqué.
-Y, ¿a qué venía Harry a tu
apartamento?- siguió Amanda.
-Bueno, los chicos y yo habíamos
ido a comprar algo para desayunar- explicó Harry. Zayn mostró las bolsas que
traía.
-Entonces, ¿habéis pasado la
noche aquí?- preguntó Niall.
-Sí, porque Candy estaba
preocupada por vosotros y queríamos hacerle compañía- dijo Liam.
-Por cierto, ¿vosotros dónde
habéis estado?- me acordé de repente.
-Pues... nosotros hemos
pasado la noche en el coche de Niall. Nos perdimos de camino a la universidad. Llegamos
hasta un campo y decidimos que lo mejor era parar el coche y esperar a que se
hiciera de día- explicó Amanda.
-¿Con que la noche en un
coche? ¿Perdidos en el campo?- insinuó Louis.
-Sí, y no he podido dormir
porque Amanda no paraba de moverse- se quejó Niall.
-Bueno, no me hubiera movido
si tú me hubieras dejado más espacio- replicó Amanda.
-¡Claro! ¡Pero si tú...-
insistió Niall
-¡Basta!- grité.
Nos interrumpió un golpe en
la puerta. Nos quedamos callados, mirando hacia allí.
-¿Hola? Chicas, ¿estáis ahí?-
la voz era la de nuestra revisora. La amargada, esa.
-¡Oh, no! Se supone que no
podemos tener chicos en nuestra habitación. Candy, ¿qué hacemos?- dijo Amanda
bajito para que la revisora no nos escuchara.
-Vale, a ver, que no cunda el
pánico -la revisora seguía insistiendo-.Vale, ¡que cunda el pánico! ¡Chicos,
todos al baño!- dije yo.
Los cinco se metieron en
nuestro mini-baño. Nosotras intentamos ordenar un poco la habitación y poner
cara de recién levantadas.
-Buenos días, señora Davis. ¿Hay
algún problema?- pregunté yo.
-Oh, no. Solo quería revisar
vuestro cuarto, me había parecido oír una voz de chico. Pero veo que todo está
en orden. Que tengáis un buen día, chicas- la revisora se fue, contenta de que
todo estuviera 'en orden’.
-Buf. Ha faltado muy poco. La
próxima vez tendremos que ir con cuidado- dijo Amanda.
En cuanto abrí la puerta del
baño los chicos salieron disparados en efecto dominó. Acabaron los cinco en el
suelo. Me reí.
-¡Qué baño más grande!- se
quejó Louis con sarcasmo.
-Bueno, no está pensado para
cinco tíos. Hahaha- seguí riéndome.
*Narra Amanda.
Terminamos de desayunar con
los chicos. Y como vi que Candy y Harry estaban hablando y riendo, muy bien el
uno con el otro, se me ocurrió un plan. Me acerqué a Louis y le susurré al oído.
-¿Por qué no nos vamos y
dejamos a Harry y a Candy solos? Parece que están muy bien juntos, así podrán
conocerse mejor.
-Oh, me gusta tu mente
malvada- Louis me devolvió el susurro, entre risitas.
Los dos miramos a Candy y a
Harry, quines estaban tan inmersos en su conversación que ni se enteraron.
-Bueno, Amanda. Creo que es
hora de que nos vayamos a casa, ¿nos acompañas?- dijo Louis mirando a los
chicos, y haciéndoles indirectas para que se levantaran y se fueran.
-¿Eh, adónde vais?- preguntó
Candy.
-Eh... voy a acompañar a los
chicos a casa. No te importa, ¿no?- le pregunté a Candy.
-Oh, ¿ya nos vamos, Louis?-
preguntó Harry.
-¡No! Digo... tú quédate.
Quiero decir, así no dejas sola a Candy...- se explicó Louis.
-Bueno, ¡nos vamos! Tardaré
un rato- me despedí de Candy con un gesto de la mano.
Los chicos y yo salimos del
edificio, medio a escondidas, ya que la revisora no podía andar muy lejos. Llegamos
a los coches y nos dirigimos hacia un centro comercial para perder un par de
horas. Se nos unieron Danielle, Eleanor y Perrie, que ya tenían ganas de pasar
un rato con sus chicos. Además, trajeron a Nicki y Laura, con las que me
llevaba genial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario